Los profesores, factor clave para que los estudiantes no desistieran en medio de tantos problemas de uso y acceso de las TIC
Sandra Milena Suarez Cardozo, docente del Colegio Champagnat que se encuentra en la ciudad de Ibagué, Tolima, cuenta cómo los estudiantes de este colegio poseen las posibilidades y recursos necesarios para ver clases de forma práctica y sencilla, aunque sean en modo virtual. Durante la cuarentena vieron clases remotas mediante la plataforma Microsoft Teams, cada uno tenía su correo institucional, y así, pudieron ver clases fácilmente.
La docente comenta que casi todos los niños del colegio poseen celulares, tabletas y computadores, con los cuales desarrollan sus estudios. Al principio, cuando comenzaron las clases, algunos no tenían suficientes dispositivos porque hay padres que tienen dos o más hijos estudiando en el colegio, entonces, en casa no había dispositivos para todos. Por fortuna, la mayoría de los padres de familia del colegio pueden adquirir tales recursos fácilmente, por ende, no hubo inconveniente con eso. Sin embargo, a algunos niños, el colegio les brindó portátiles de la sala de sistemas.
Sandra explica que los escolares, además de tener usualmente buenos medios tecnológicos para ver las clases remotas, no cuentan con problemas de transporte para llegar al colegio, puesto que ellos llegan en ruta escolar, vehículo particular, ya sea moto o carro, y los que viven cerca, como en el sector de Villa Café y sus alrededores, se vienen a pie. Adicionalmente, los estudiantes tienen la oportunidad de aprender cómodamente. “El colegio posee instalaciones grandes y amplias, cuenta con zonas verdes, con un coliseo, laboratorios, salón de música, salón de danza, salas de sistemas, cafetería y piscina”, explica la docente. Igualmente, tienen la posibilidad de dictar clases presenciales y remotas a la vez. Los estudiantes están dedicados 100% a estudiar y usualmente no se ven en la necesidad de dejar sus estudios por problemas económicos, falta de recursos, etc.
No obstante, en Colombia, no todas las instituciones o colegios funcionan de la misma manera. La Institución Educativa Antonio Nariño, ubicada en el corregimiento Coello, Cocora, tiene ciertas barreras que dificultan el desarrollo académico de los estudiantes. Mabel Patricia Páramo Argüello es profesora en los grados de sexto a once de dicha institución, cuenta cómo es dictar clases aquí.
¿Cómo afrontaron los estudiantes la nueva realidad detrás de la virtualidad?
Para comenzar, cuando se trata de dictar las clases de forma virtual, las barreras se hacen más fuertes, pues los estudiantes de la zona no poseen buena conexión a internet y no todos tienen los dispositivos para ver las clases. “Se hizo una labor ardua para poder ser asequible la educación virtual”, afirma la docente. Teniendo en cuenta esta situación, la profesora Mabel tuvo que enseñar vía WhatsApp. Mediante esta plataforma ella enviaba guías con información sobre los temas que los chicos requieren aprender. Del mismo modo, ellos tenían que hacer sus trabajos y enviarlos al WhatsApp de la profesora.
Ella comenta que durante la cuarentena, cuando se vieron en la obligación de dejar las clases presenciales, se hizo todo lo posible por hallar nuevas estrategias, también se buscó cómo apoyar a los padres para que los niños pudieran tener los medios para ver clases. El gobierno ayudó regalando simcards con internet, “esas simcards, algunas dañadas, algunas funcionaron, como todo lo que regala el gobierno”, expresa, la profesora. Los acudientes y docentes tuvieron que buscar la manera en la cual contribuir con todo lo demás. Mabel Páramo explica cómo en el momento de dictar sus clases por WhatsApp era complicado porque no se entendía bien, varios estudiantes desertaron por diversas dificultades, entre ellas, problemas económicos y falta de recursos.
Actualmente, la Institución Educativa Antonio Nariño está dictando clases en alternancia, aunque poseen aulas que están en una situación precaria porque el gobierno no ha arreglado las instalaciones, ni tampoco el servicio de agua de la institución; algunos chicos asisten un día a clases de forma presencial, mientras otros estudian en su hogar las guías que la profesora les envió por WhatsApp, y que la docente revisa al llegar a casa. Mabel dice que ha sido todo un proceso en el que ha tenido que “trabajar con las uñas”, afirma. Finalmente, la docente destaca el esfuerzo y esmero para mejorar el rendimiento académico de los estudiantes.
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